28 julio 2023
Evergreen Paisajismo ha ideado un fresco concepto de parque destinado a Madrid, con la meta de acercar la naturaleza al corazón urbano y enriquecer el entorno medioambiental, brindando al mismo tiempo un espacio de deleite para sus habitantes.
El origen del Parque Central se remonta a un concurso internacional de ideas, impulsado por la Junta de Compensación y el Ayuntamiento de Madrid en 2009, debido a la relevancia que tenía este espacio para el desarrollo urbano.
La propuesta ganadora, llamada 'Sol y Sombra', presentó una estrategia interesante: crear un parque a lo largo del frente edificado, que incluiría paseos, plazas para descansar y áreas de juegos infantiles. Esta propuesta podría ser realizada de manera independiente al resto del parque. Gracias a esta fórmula, la Junta de Compensación pudo llevar a cabo la mayor parte de la llamada Fachada Urbana en 2018, mientras se estaba gestando un Convenio con el Ayuntamiento para llevar a cabo el resto del proyecto.
Un elemento clave del diseño ha sido la implementación de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), que consisten en acciones y procesos que imitan la naturaleza para proteger y restaurar ecosistemas, adoptando enfoques sostenibles para enfrentar los desafíos ambientales.
Cuando los diseñadores abordaron el espacio interior de 78 hectáreas en 2019, se encontraron con un área deteriorada, y se tomó la decisión de recrear el mosaico de paisajes que existían en el área en tiempos pasados. Este enfoque implicó llevar a cabo acciones de restauración para iniciar un proceso de creación de paisaje que pone énfasis en el enfoque ecosistémico, utilizando plantaciones de especies autóctonas que promueven la biodiversidad.
El Parque Princesa Leonor, abarcando una extensión de 78 hectáreas, se une a las ya existentes 190 hectáreas del Parque Forestal Felipe VI. Juntos, perseveran en su misión de reflejar las principales especies vegetales autóctonas de la zona y su entorno geográfico, al mismo tiempo que promueven la concienciación sobre la relevancia ecológica de los sistemas forestales para la ciudad.
De manera similar al Parque Forestal Felipe VI, este nuevo pulmón verde en Valdebebas también necesitará un tiempo para establecerse completamente y brindar todos los beneficios ecosistémicos planificados.
La restauración hidrológica ha sido una parte fundamental del proyecto, centrándose en la recuperación de la función de los cauces secos y dos arroyos: el arroyo de Valdefuentes en el límite con la urbanización y el arroyo de Valdehigueras en el límite con el Parque Forestal. La revitalización de estos corredores acuáticos ha propiciado la creación de corredores ecológicos, generando mayor humedad en sus alrededores.
Para gestionar adecuadamente las aguas pluviales, se ha construido una laguna en la zona más baja del parque, con un aliviadero que permite liberar el excedente de agua hacia el arroyo de Valdebebas y, finalmente, hacia el río Jarama.
La regeneración del suelo ha sido otro aspecto clave debido al amplio tamaño del área de intervención y al nivel de deterioro del suelo original. Para iniciar el proceso de regeneración, se llevó a cabo un plan de gestión de suelos que concluyó la incorporación de materia orgánica al terreno tras los movimientos de tierra. Además, se realizaron laboreos e hidrosiembras de tratamiento del suelo.
Una pequeña zona de 3,8 hectáreas cerca de la laguna mostró tener un suelo saludable, por lo que fue protegido durante las obras. Se tomaron muestras de microfauna de esta área, que luego se utilizaron para llevar a cabo un cultivo aplicado al terreno mediante hidrosiembras, fomentando así la actividad microbiana esencial para la formación de suelo.
Este enfoque de restauración y regeneración del suelo no solo reduce el consumo de agua en el parque, sino que también facilita las tareas de mantenimiento y promueve la autorregulación del sistema.
Además del aspecto medioambiental, es fundamental destacar el valor cultural al resaltar los paisajes autóctonos en contraste con propuestas de paisajes procedentes de otras regiones, como el estilo paisajista inglés que se ha utilizado con frecuencia en parques en el pasado. Este estilo, caracterizado por extensas praderas de césped, ya no sería viable para cumplir con la Ordenanza de Gestión del Uso Eficiente del Agua en Madrid.
Es importante reivindicar una de las características distintivas de los paisajes en la zona central, que es la marcada estacionalidad. Durante las épocas de lluvia, especialmente en primavera y otoño, la zona se cubre de exuberantes praderas naturales, mientras que en verano predomina un aspecto seco y pardo debido a la sequía del clima.
En 2021, se llevó a cabo un concurso con el objetivo de crear el Bosque Metropolitano de Madrid, materializando así una antigua aspiración de establecer un anillo verde alrededor de la ciudad. Dentro de este proyecto, tanto el Parque Forestal Felipe VI como el recién inaugurado parque Princesa Leonor en Valdebebas forman parte de esta iniciativa. El Parque Princesa Leonor es una referencia importante para este ambicioso proyecto por diversas razones, como su enfoque ecosistémico, la experimentación de nuevas técnicas y la planificación de equipamiento innovador.
Consta de tres tipos de paisajes que están interconectados entre sí.
Esta zona tiene un tamaño de 22 hectáreas. En la zona cercana a la fachada urbana, se ha llevado a cabo la restauración del arroyo de Valdefuentes utilizando especies autóctonas típicas de los arroyos del centro peninsular. Durante las épocas de lluvias, las vaguadas de drenaje en el parque dirigen el agua de tormenta hacia el arroyo, creando una laguna en el punto más bajo del parque. Todo esto contribuye a formar un valioso corredor ecológico.
En cuanto al arbolado, se han utilizado fresnos, salsas, chopos y olmos resistentes a la grafiosis, buscando una vegetación adecuada para la zona. Además, la vegetación arbustiva de los arroyos secos y las orlas espinosas incluye especies como el aladierno, la olivilla, las rosas silvestres, el sauco y las zarzas.
La laguna se caracteriza por contar con dos franjas de vegetación distinta, cada una adaptada a su capacidad para soportar el encharcamiento: el juncal y el carrizal. Estas distintas áreas de vegetación contribuyen a crear un entorno diverso y propicio para la biodiversidad en el Bosque Metropolitano.
La zona agrícola en el centro del parque, con 22 hectáreas, está dedicada a paisajes productivos con una diversidad de cultivos representativos de la región, principalmente frutales de seco y, en áreas con menor pendiente, cultivos de seco.
A lo largo de los caminos, se han establecido setos vivos que garantizan un hábitat propicio para aves e invertebrados, los cuales contribuyen al control natural de plagas. También se han plantado campos de colza y alfalfa, plantas leguminosas que actuarán como abono verde para regenerar el suelo y prepararlo para la futura implantación de otros cultivos.
En el jardín de polinizadores, se han seleccionado cuidadosamente plantas nutricias y se han instalado hoteles de insectos para fomentar la presencia de este importante grupo de invertebrados, destacando así la preocupante disminución de los insectos polinizadores que son vitales para las especies cultivadas en el campo.
En cuanto a los árboles en esta área, predominan especies como el olivo, almendro, pistacho, azufaifo y membrillos, mientras que el seto vivo se compone de una mezcla de plantas espinosas, como el aladierno, endrino, espino común, viburno común y rosa silvestre. Estas distintas elecciones de vegetación contribuyen a fomentar la biodiversidad y la sostenibilidad en el Bosque Metropolitano de Madrid.
En las áreas elevadas, encontramos la dehesa, un ecosistema de 28 hectáreas de tamaño, caracterizado por la presencia de árboles dispersos, vegetación arbustiva y una cobertura herbácea. Este entorno alberga una rica biodiversidad vinculada al aprovechamiento del bosque mediterráneo.
Los árboles que predominan son encinas, alcornoques, quejigos y rebollos, así como algunos pinos carrascos y piñoneros.
El estrato arbustivo está compuesto por especies como la jara, lavanda, oreja de liebre, zamarrilla, coscoja, retama, romero, aliaga, botonera y tomillo, entre otras. La combinación de estos elementos crea un hábitat y diverso vital para diversas especies de flora y fauna.
El Parque Princesa Leonor ofrece una variedad de equipamientos que brindan servicios de bienvenida a los visitantes y contribuyen a la vitalidad del parque gracias a su contenido y programación.
En la entrada principal, se han reutilizado edificios de la fase de urbanización para dar cabida a diversas instalaciones. A pocos metros de la estación de Cercanías, se encuentra el edificio de información del parque, donde también se puede alquilar bicicletas y acceder a una cafetería.
La Plaza de Cumbrera, situada en el punto más alto del parque, cuenta con un quiosco y ofrece vistas panorámicas hacia la sierra, el centro de Madrid y el barrio de Valdebebas. Desde aquí, los visitantes pueden apreciar los distintos paisajes que conforman el parque.
Para promover la educación ambiental, el Centro de Educación Ambiental dispone de una sala de exposiciones, un aula, una oficina y aseos. Este centro ofrece actividades y exposiciones relacionadas con la formación y divulgación medioambiental y cultural para el público en general.
La Plaza de la Alberca alberga un edificio destinado a futuros huertos urbanos comunitarios del parque. Cuenta con oficinas, vestuarios y un almacén de materiales. La plaza recibe su nombre de una gran alberca ubicada en la entrada del edificio.
Los juegos infantiles, diseñados para el parque por especialistas de Lappset, adoptan la forma de insectos mejorados, especialmente aquellos que polinizan los cultivos en la agricultura, requieren un entorno lúdico y educativo para los más pequeños.
La señalética del parque proporciona información sobre los diferentes ecosistemas y especies plantadas. Además, facilita la orientación y planificación de los recorridos para llegar a los puntos de interés dentro del Bosque Metropolitano de Madrid.